sábado, 19 de agosto de 2017

Cuando te levantaba las faldas perfumadas



Cuando te levantaba las faldas perfumadas
roja, como una rosa, tu cara era una risa;
tus ojos negros eran más negros y más blandos,
todo el aroma de tu cuerpo se encendía.

Y sobre la locura del instante del estío
te cegaba los ojos tu cabellera tibia.
Un mohín de fastidio replegaba tu labio
y mostrabas tus dientes de luminosa china…

Nunca el reproche tuvo tibieza ni amargura,
te dabas toda porque sí, porque querías,
y las rosas quemadas de tu jardín con sol
ornaban con fragancia de oro tu fatiga.

por Juan Ramón Jiménez
fotografia de autor desconhecido

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