sábado, 21 de setembro de 2013

Como joya de carne


Como joya de carne, como rosa de vida,
desnuda te sentabas encima de mis piernas.
Eras como una rosa abierta en un ciprés,
como una mariposa en una calavera.
Dios creaba de nuevo el paraíso
si tu risa de oro y plata bordaba mi tristeza.
Yo venía del mundo de los muertos, tan sólo
por tenerte en mis manos temblorosas y ciegas.
Después la brisa que eras tú se fue cantando...
Se apagó el sol. Ya nunca volvió el alba a la tierra.
Y en la sombra constante te perseguí, llorando
como un niño, de cima en cima, en las estrellas.


por Juan Ramón Jiménez
fotografia de autor desconhecido

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