Cuanto goce sentí aquella noche,
en que fuiste mi lasciva posesión.
Gateando y murmurando a mil voces,
la más excitante y amoral penetración.
Usé la punta de mi lengua,
como pétalo extraviado en la voluptuosidad.
Introduje mis dedos – dentro y fuera… –
y gemías risueña al sentirlos entrar.
Tus pechos friccionaban en la cama,
mientras te ofrecías llena de gracia.
Nuestros cuerpos temblaban,
en ese éxtasis que sólo la carne sacia.
Tus manos guiaron mi pasión perversa,
hasta las puertas de la cópula anal.
Empujé con gratificante fortaleza
hasta que la penetración fue total.
¡Cuánto placer en aquella luna llena,
envolvió a mi cuerpo semidesnudo!
Mis manos frotaban tu carne tierna,
mientras elevabas y oscilabas el culo.
Tus gritos eran una erótica melodía;
entrecortada, extasiada y agitada.
Con rudeza delirante me movía,
con locura intensa y desenfrenada.
¡Oh cálida profundidad que se abrió!
al estallido viscoso de mil orgasmos.
Delirante sensación que explotó
en un sin fin de sollozos y espasmos.
La energía sexual dominó nuestro aire
desde el crepúsculo a la amanecida.
Vi una noche etérea y apasionante,
y mi lujuria naciente cobró vida.
por Arcanum
fotografia de autor desconhecido